Aquí tenéis lo prometido. Estos son los dos regalos que me han traído de Roma últimamente, uno a finales del verano y otro hace apenas unos días, como sabéis. La verdad, no sé cuál de los dos me gusta más, pero he de reconocer que ambos me han hecho mucha ilusión; sobre todo porque el que te los hagan implica que la persona se ha acordado de ti y eso ya es suficientemente importante. Allá van, por orden cronológico:
.
.
Rosario de pétalos de rosa en cajita embellecida con rostro de nuestro amado Benedetto. ¿Qué más se puede pedir? Me lo ha regalado mi querida cuñada y compañera de Sinfónica, con lo cual, a lo mejor algún día lo llevo con los impertinentes. Además, sirve de ambientador, que nunca se sabe.
.
.
.
.
¿Y qué me decís de este? ¿No es la caña? A mí, el simple hecho de que alguien piense en mi humilde persona al ver esta real preciosidad, me pone la moral por las nubes. Ni que decir tiene que ya es mi nuevo fondo de pantalla. Pues nada, desde ahora ya sabéis: o Principessa o Alteza Real. Gracias, Maritere.
|