Tenía razón Javi ayer: estamos en horas bajas en cuanto a la actividad comunicativa.
Aunque uno nunca está solo por más que quiera aislarse, porque siempre habrá otros millones aislados o con la intención de estarlo, y entonces, como la celda es la misma (ésta redonda achatada por los polos)...
Aquí está este vigilante de los museos vaticanos, aprovechando que la temporada baja le permite un minuto de meditación. Mientras a los restantes 2.000 congéneres le faltan ojos para contemplar cosas de las que los suyos propios están saturados, él contempla los jardines prohibidos.
En unos días los 2.000 visitantes diarios serán 25.000, y ya no habrá tiempo más que para vigilar sus 50.000 manos, 500.000 dedos diarios, 1.250.000 fotos de las que no ha de escaparse un solo flash...
¡Shsssss!
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