Porque me acabo de enterar de que le gustan las conchas marinas, y sobre todo porque le gusta regalarlas, y más sobre todo porque se las regala a una amiga mía muy conchista ella, también. Aquí van estas cuantas de la playa de Ares, por donde me di unos buenos paseos este domingo para bajar el fabadón.
Sergio: tu amiga y paciente conchista tiene cierta tendencia a poner de fondo de pantalla fotos sutitutivas de juegos tipo "dónde está Wally", para entretenerse buscando los iconos cuando se aburre a las cinco de la mañana antes de ponerse a machacar diccionarios (así le duelen hasta las muelas después, no me extraña). Esta foto te la mando con toda la intención de que la conviertas en tu fondo de pantalla. ¡Ah, que no hay valor suficiente, ¿eh?! Muy valiente, muy valiente, con un torno en la mano y el enemigo con la boca trabada, pero cuando hay que echarle valor uno mismo, hay qué ver cómo te arrugas. No, si ya digo yo cría dentistas y te sacarán las muelas del juicio (hablo sin conocimiento de causa, porque yo no tengo. Juicio, digo. Ni muelas del idem tampoco. Ya nací así. A lo mejor ya te habías percatado).
Benvenuto, principe.
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