
Prometí que no iba a haber más alusión a los toros en esta sección dedicada al teatro (más o menos), pero ya véis que no tengo palabra. Nada más despegar de Barajas camino del fabadón me encontré esto por la ventanilla, y no pude evitar hacer clic. Podría haber evitado al menos colgarla en el blog, os diréis. Pues tampoco. Estoy harta de tanta rebeldía inútil, y decidí seguir las consignas de los clásicos. Por mí que no quede. Ya he puesto una plaza de toros en este guión. Ahora sólo falta un productor que quiera pelear por que la retire. Si compra el resto, lo haré. ¡Vaya, no tengo remedio! Otra vez he enseñado mis cartas antes de empezar. Seré bocazas...
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