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Amor de niña, agua en cestilla (a su pesar)
Me habéis despertado la vena documentalista, incluso la vena "peluquería de señoras" que apunta el boss. Ahora no puedo pedirle permiso a su autora (detalle que también apuntaba el boss -qué poquito caso le hacemos-), que anda colgada en el teleférico a tal hora. Como los derechos de autor uno se los pasa por el forro tratándose de la familia (mal, muy mal, mea culpa, pero sigo delinquiendo) aquí os presento una de las escasas cosas que se salvaron de los incendio-mudanzas varios. Es una nota que me dejó mi hija al lado de un huevo que había sacado de la nevera. Tenía nueve o diez años (Cristina, no el huevo).
Como veis las casillas están intactas. Es decir, la pobre no tuvo la respuesta esperada. Ni la no esperada pero sí considerada. No recordaba yo el desenlace de la historia, así que le pregunté a la protagonista por si ella sí lo recordaba. Y resultó que sí. Al parecer me fui a su habitación con la nota y el huevo (a su regreso o el mío, este detalle se perdió), y le di una charla muy pormenorizada sobre qué cosas son necesarias para que salga un pollito de un huevo. Si llego a tener por entonces la cámara que María se acaba de agenciar ahora, me temo que le hubiera ilustrado la charla zoológica con unas cuantas instantáneas.
Aquí tenéis a la prota anoche, muerta de sueño, pero también de curiosidad, mirándose las 860 fotos de su madre y su abuela en Roma. Resistió como una campeona. Como lo que es.
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Publicado por Bubela el 5 de Mayo, 2007, 13:13
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