. . . . Han llegado refuerzos a la vela anterior, porque la pobre ha pedido la baja por estrés.
Bueno, el refuerzo estaba así esta mañana. Ahora ya no sobresale del borde de la improvisada palmatoria.
Supuestamente huele a brisa oceánica. Yo, que de brisa oceánica sé algo, juraría que no, pero no voy a discutir por eso. Su mayor virtud es que, huela a lo que huela, huele poco, ¡pero obra milagros!, que es lo que importa, ¿o no?
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