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El martes me fui a pasear por la mañana temprano con el Boss y el Bossito. Hicimos un recorrido bastante largo por casi todos los sitios que ya todos conocéis, y a la hora de ir a inmortalizar la Torre, había desaparecido. "U-la Torre?", nos preguntamos. Recibimos el silencio por respuesta. Hombre, tampoco pasaba nada; total, ya la tenemos más que inmortalizada, pero nos hacía ilusión, qué caray.
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. . . . . . Recitamos las plegarias convenientes a San Hércules -"Me cago en tal, qué casualidad", y cosas así- y ahí fue apareciendo la Torre, paseniño. Y es que no hay como tener fe, amiguitos; o por lo menos eso dice mi madre.
Hace un momento me acabo de enterar de que el Boss ese día estaba malito, y el pobre hizo el recorrido king size sin rechistar. Aguantó como un héroe mitológico, que lo sepáis. Bueno, por algo es el Boss, ¿o no?
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