¿A ver si va a ser cierto que hay dios y me está castigando por descreída? ¿Por qué, si no, tengo que sufrir la tortura permanente de esta visión paradisíaca y no poder catarla? Míralos a ellos, tan relajaditos que se les ve paseando por la orillita. Marea baja, solito rico, temperatura perfecta... ¡y yo a trabajar todo el fin de semana! ¡Es una injusticia, amiguitos! Pues os digo una cosa, más vale que no haya dios, porque si lo hay y es él quien me está haciendo esto, es un grandísimo... (Piiiiiiii).
.

|