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También nos maltrata el Estado
No quería escribir esto antes de dormir, pero una conversación con una amiga me ha tenido rumiando todo el día este asunto y necesito lanzarlo hacia afuera: Ya es sabido que nos ha tocado vivir en una sociedad machista, ya es sabido que la mujer desde siempre ha sufrido las consecuencias de ello, ya es sabido que en la actualidad esto está muy mirado..., ya es sabido que el Estado no puede consentir que salgan en los periódicos todos esos asesinatos que antes se llamaban "pasionales" y ahora "de género", ya es sabido... Las acciones de discriminación positiva crean polémica... La discriminación positiva para alcanzar "algún día" la igualdad de hecho es un asunto que trae de cabeza a muchas mujeres y a la mayoría de los hombres. Hay quien no lo entiende, hay a quien le parece una tontería, otros piensan que el asunto se está pasando de la raya... que es cosa de fe-mi-nis-tas... etc, etc... Pero lo que nunca se me había ocurrido es pensar que además del maltrato físico y psíquico que las mujeres reciben a manos de los hombres ( no de todos, afortunadamente ) y de la sociedad en general, el susodicho maltrato está también siendo recibido por las mujeres directamente a través de un Estado que legisla a medias: Cuando una pareja se une -generalmente por amor- firma un contrato; pero además firma otro, que es consecuencia de todo lo anteriormente expuesto, contrato que no está escrito y que dice que la mujer ha de hacerse cargo del cuidado de los hijos, de la casa..., debe dejar sus aspiraciones profesionales de lado en pro del bienestar de la familia (léase trabajo y estatus profesional de su maridito). Si lo dos cónyuges están estudiando o preparando oposiciones y hay niños de por medio ( y también sin haberlos), es generalmente la mujer la que abandona sus aspiraciones profesionales para que el hombre pueda seguir adelante con las suyas. Y yo me pregunto: si después de pasar todo ésto -y mucho más que no diré por la hora que es-, mi marido obtiene el puesto de trabajo ganado con su esfuerzo y con el mío, con mi sudor y mis lágrimas, vamos y nos divorciamos, ¿qué es lo que pasa? que tras veinte años de convivencia, a mi, mujer, me queda buscarme la vida y -con suerte- empezar a cotizar para la jubilación con 50 años o tal vez más.Él, mientras tanto, tiene todos los años cotizados, ha hecho una cotización a la seguridad social que en justicia, me corresponde a mi también porque nuestro contrato de matrimonio dice que lo fue en régimen de "gananciales" y aunque esas cotizaciones las cobrará él en la jubilación, las aportaciones fueron hechas durante el matrimonio...
¡Las mujeres no somos ciudadanas de segunda!. Reivindico para todas las "ex" la mitad de las cotizaciones aportadas a la seguridad social por todos los hombres casados y divorciados después. No queremos que se muera nadie para llegar a cobrar una pensión de viudedad proporcional al tiempo de convivencia. Nota: Reivindico lo mismo para los hombres, si se diese el caso ( que seguro que también se da ). Muchos besos para mi amiga que ha tenido la valentía de plantarle cara a un Estado que no se la merece como CIUDADANA y muchas gracias por estar ahí, peleando sola contra Goliat. Quiero que se sepa. Continuará. Otra nota: El ejemplo de Alemania
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Publicado por Caqués el 26 de Septiembre, 2007, 1:51
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