...en que parece que te persiguen ciertos temas. Hoy le tocó a África. Primer encuentro: en el metro: un chico leía una revista. La portada era el mapa mundi encerrado en la cara de un hombre. Un trabajo de diseño fantástico. La frente era el norte, verde y azul. En los ojos empezaba África. Toda la superficie era tierra cuarteada. A la altura, más o menos de los ríos Níger y Nilo, dos surcos finos, que eran los ríos y también los surcos de sendas lágrimas que salían de los ojos. No le hice foto. Porque no me atreví a pedírselo al chico, y porque mi flash funciona cuando le da la gana (cuando le da la gana, boss, no cuando calcula que no hay luz. Que soy torpe. Sí. Pero... Y le da la gana una vez de cada 20 aprox. Que está estropeada mi Miss Smith, ay, desde hace dos meses. Y ya la volví a configurar, por si... pero ná).
Eso, que no hay foto.
Pero luego me encontré esto que véis, pintado en una fachada.

Y justito después de retratar África, pasó esto otro en esa misma fachada.
Mmmm. Mal asunto. Hasta los chuchos de la moderna-glamurosa tiene una idea clara de en dónde se pueden ciscar.

Y otra vez en el metro, esta vez de regreso, me volví a encontar el mapa de África... más o menos. En una papelera. Oxidada. Y ahí, a la altura de Nigeria, un chicle pegado.
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