Ay, qué bien me lo estoy pasando. Dos años el photoshop ahí en un disco, sin instalarlo (gracias, Camarlengo), y hoy llevo 14 horas sin levantarme de la silla. Ésta es la última (lo juro; hace unas 10 horas que dije esto, pero esta vez es cierto. No siento las piernas, ni los brazos, y a cambio parece que tengo tres espaldas).
Bueno, seguramente olvidaré el juguetito otros dos años, o al menos un año, hasta que vuelva a ser el día de Todos los Santos. Porque los necesito a todos para entender este maravilloso invento do demo.
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