De llorar hacia adentro tengo los órganos y la sangre en salmuera...
Sólo tengo trescientas sesenta y cinco palabras para explicar lo inexplicable. Para hilvanar con letras un pensamiento..., uno no, mil, pero un solo sentimiento. Debo transmitir a golpe de tecla sensaciones amargas, dulces, tristes, tiernas, dolorosas, alegres, jubilosas,... de todo un año que se acaba. El tiempo todo lo cura, dicen, pero esta brecha -que no herida- se expande día a día cuando creía que se iba cerrando a golpes de esperanza. Trago lágrimas, no lloro hacia afuera. Me aturde el dolor, no seré capaz de tejer en unos cientos de palabras el resumen de un año de vivencias propias.
Objetivos incumplidos, promesas falsas, peleas absurdas y críticas infundadas. Descubrimientos tardíos de desamores olvidados, consecuencias nefastas de guerras impropias, pero transitivas, guiadas por inconscientes mentes matemáticas. ¿Por qué quien cura, mata?. ¿Por qué quiere apoderarse de mí su lánguido vivir?. ¿Por qué me desposeyó del fruto del amor?. ¿Por qué soy rehén de su existencia?. ¿Cuál será su botín cuando corte las cadenas?...
Un año saboreando amores adolescentes, contiguos, verdaderos, enteros, redescubriendo el valor de la amistad e incorporando nuevos amores al camino. Casi doscientas palabras van ya obligando al lector a comprender lo inexplicable, trescientas sesenta y cinco palabras para agradecer que a mi mesa se sienten nuevas caras, para echar por tierra ideas equivocadas: Internet te cierra en ti mismo, te engancha, es un onanismo patológico, un asomarse hacia la nada. ¡Mentira! , son sólo palabras. Trescientos sesenta y cinco días compartiendo "sólo palabras", nadamás que palabras, la esencia del pensamiento, el hilo de nuestra existencia, la vida misma. Palabras que nos llevaron al encuentro, silencios plenos de palabras, palabras claras, miradas entre líneas, abrazos, vida en ellas, cariño. Báculos eternos para una existencia limitada. Gotas cristalinas, reflejo de mi mismo yo en cada una de vuestras palabras.
Risas hacia afuera, alegría rebosante, descubrimientos infantiles en un sinfín de palabras. Todo corazón en retazos de cielos, de ventanas, de paisajes, imágenes nimias con desbordantes mensajes, colores, inventos, experimentos, caminar a vuestro lado y a destiempo... Una foto cada día, cada día un acompañarme...
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