Ahí la tenéis. Con 84 años a la grupa de la moto de su bisnieto José Manuel. ¡Y con casco! Todavía vivió 7 años más y le dio tiempo a conocer a dos de sus tataranietos y a que ellos la recuerden aún hoy. Es Pepa de Hermida. A "tía Pepa de Hermida", como la conocen los vecinos. La "abuela Pepa", para todos sus hoy ya múltiples descendientes. "La abuela", simplemente (aunque hubiera dos generaciones más de abuelas en medio), para los que tuvieron la suerte de conocerla. Nació en 1892. Era costurera, tejedora de sombreros y objetos de paja, transportadora de pólvora, labradora, filloeira de pro, poetisa, madre, abuela-madre, bisabuela-madre y tatarabuela-madre. Salvo lo de la pólvora (trabajo de la que la libró la aparición de los coches), ejerció de todo ello hasta el último día de su vida.
La volvían loca las grosellas. Hace mucho que no paso por su tumba. La próxima vez que pase, si es época, haré lo de siempre: llevarle un tarrito lleno de grosellas.
|