Ya sé que lo que os voy a contar no tiene nada que ver con el "efecto mariposa" que todos conocemos ( eso de que una amplificación de un error mínimo puede modificar enormemente los resultados finales ... o algo así ), pero para mí esto sí que es el efecto mariposa:
Hace días -tantos como desde que vi el programa ese en tele 5², del cual os hablé- que me ronda la idea de viajar a Michoacán, a ver a la mariposa monarca. No me lo puedo sacar de la cabeza, siento mariposas en el estómago, en el corazón... en los pies... en todas partes... ¿estaré enamorada?.
Cuando vi las imágenes me invadió una extraña sensación, como si ya hubiese estado allí y me hubiese visto revoloteando entre ellas ... No me lo podía creer, la sensación era cada vez más fuerte y más veraz por lo que -propensa como soy a creerme cualquier cosa- pensé que quizás hubiese estado allí en "otra vida anterior", de ahí mis sensaciones, ¿Qué otra cosa podía pensar?, ¿que mis conexiones neuronales están peor que la instalación eléctrica de las cuevas de Altamira?, ¿o que el hígado chungo envenena la sangre de tal modo que el pobre cerebro hace una psicosis por falta de comida de calidad que llevarle a sus células?, ¿o que los adenovirus irremediablemente siguen pululando dentro de mi cráneo y haciendo de las suyas como traviesos gnomos invisibles?...
Pues no, gracias. Preferí lo de la reencarnación y me quedé tan ancha. Peeee....roooo, al cabo de un rato, adiós tranquilidad, me vi subida a un helicóptero todo hecho de cristal: cristal por arriba, por abajo, a los lados, por todas partes, de tal manera que podía observar desde todos los ángulos a las miles de mariposas que volaban a la par que lo hacía yo. Eso sí, ellas con más levedad , como aquel "ala aleve del leve abanico" que aprendimos en su día como ejemplo de aliteración. Hasta el ruido de las hélices podía escuchar en mi pensamiento con total nitidez.
¡Y dale Juana al canastillo!, "¿pero esto qué es?" le preguntaban unas de mis neuronas a otras... y yo hecha un lío sin poder responder hasta que por fin se hizo la luz: se apagaron las pantallas gigantes ( de 700 m² cada una ), se encendieron las luces de la sala y salí del cine como todo el mundo.
¿Os acordáis del cine aquel con sensurround que aparcaba -creo recordar- en la explanada frente a los Salesianos? Bueno, pues los mismos efectos que sobre nuestra percepción del sonido tenía aquel sistema, lo tienen sobre la retina las imágenes con tecnología imax, a través de las cuales yo vi la peli de la mariposa monarca hace diecitantos años. No me acordaba. Pero me he acordado.
¿ Para cuándo un viajecito a Michoacán?