Mi churumbela me manda una carpeta con fotos de Londres para que yo "vea lo que vieron sus ojos a lo largo de estos meses". Ésta de aquí es un fragmento de un autorretrato (los tiene fantásticos). Estos días hemos hablado mucho de fotos por msn. Le cayó alguna regañina por no sacar más a pasear su cámara, especialemente una estupenda que heredó de su padre, porque mirada propia tiene, pero no la explota mucho, porque también heredó de su madre la alergia a los libros de instrucciones...

Aquí su particular visión del London Eye, del que, por cierto, tiene unas versiones fantásticas y originalísimas.
Hace unos días hablamos con webcam, desde el portátil de su hermano, que la tiene incorporada. Me dio un paseo por toda la casa, con subida y bajada de escaleras incluida, mientras me enseñaba las habitaciones, la cocina, el baño...
Le pedí que me mostrara lo que se ve desde su ventana. Es una manía mía. Puedo no enterarme de qué cosas hay en una casa, pero siempre me voy directa a las ventanas, para saber qué se ve desde ellas, como si eso me hablase más de sus habitantes que la casa misma. Al sacar el portátil por la ventana oí un grito de alegría. De ella. Se veía un pedazo de cielo azul. Hacía un mes que no veía más que nubes, y se puso a saltar.
También se veía una terraza a la que puede acceder sólo si salta por la ventana, y una cámara de vigilancia enfocándola directamente desde una farola. Y allá, al fondo, unos árboles que a ella le gusta mirar sacando medio cuerpo por la ventana.

La gran urbe. Es lo que tiene. Aquí unas palomas comiendo patatas fritas. Los restos de la comida basura.
Hay fotos más alegres, pero en general todas desprenden cierta melancolía.

Como ésta.

O reflejan cosas indeseables como este cartel que ella misma calificó de "paranoia Gran Hermano".

Pese a todo le encanta esa ciudad en la que quiere quedarse, que está llena de parques donde jugar con las cariocas sobre la hierba verde y bajo el cielo negro.
Y donde el arte revienta hasta las negruras más tupidas, incluso dentro de casa.

Aún así, hoy me confesaba que está deseando ponerse a secar y notar el sol en la piel.
En este momento me acaba de mandar un mensaje desesperado, diciendo que está harta de traducir no sé qué cosa y de esperar... de esperar... bueeeeno, esa es otra historia....
Le he dicho que se vaya a dormir. Mañana será otro día, la escapada a España está más cerca, y una buena iluminación a veces causa milagros.

Y ya para terminar, una foto de interior. Tomada dentro de casa. De casa... de malabaristas, of course. Como la suya. A falta de perro, un lindo gatito custodia el "material de oficina" de sus habitantes.
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