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Confieso que he pensado mal de los honrados chorizos de Ribeira y les pido perdón por ello.
Llevaba meses pensando, equivocadamente, que algún buen caco me había robado el iPod en el mercadillo, pero ayer, día del santo patrón de España, apareció agazapado, junto con diez euros y una barra de Liposán rosita, en una parka olvidada en un armario.
Un día para recordar. Guachi.
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