Me iba a dormir, que buena falta me hace. Pero me acabo de dar cuenta de una cosa. Hoy fue un día colorido. De fuegos artificiales en la retina, como los que nos puso Javi para celebrar las 100.000 visitas. Digo yo. Porque veréis: hace unos días me llamó una amiga de esas que ves poco y quieres mucho. Quedamos para comer hoy. Pasaría a recogerme. Lo anoté en la agenda... y me quedé de una pieza cuando la vi aparecer. ¡Lo había olvidado! Me entró una angustia espantosa. ¿Dónde tengo la cabeza? Mientras os cuento sigo poniendo foticas. Son todas las que hice hoy. Toditas. A la salida del metro y en el café tras la comida. Al llegar a casa, ya tarde, me encontré con unas fotos que mi churumbela me envió hechas ayer, en la escuela de su hermano, mi churumbel (que anda por ahí, irreconocible, en alguna de las fotos). En la ex-escuela, porque anoche se graduó.

Si "es la guerra, más madera", podemos decir que "es el amor, más color".  
Mi amiga vino con otra amiga común, las tres en las mismas condiciones. Nos amamos, y nos vemos poquísimo. ¿Somos gilipollas?, se preguntó una. Imaginaos que una de nosostras se muere... dijo otra. Lo que nos íbamos a arrepentir, dijo la tercera. Así que la que está más acostumbrada a que todo case (es montadora de cine) hizo un plan: a partir de ahora nos vemos una vez al mes caiga quien caiga.
Una risa, porque empezamos a fijar día, y nos dimos cuenta de que nuestras agendas parecen las de la Caballé. Aún así, como otra de ellas es muy creativa (y si no fijaos en su bolso y su anillo -es decoradora... de cine-), aparecieron soluciones.

Nadie es perfecto. No cabe duda. Pero ¡algunas lo intentamos!

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