Hoy es un día triste en Madrid. Estas fotos son de anteanoche. La misma ciudad, y sin embargo otra. Era la última noche que pasaba con mi hija antes de que volviese a Londres antes de que vuelva a Granada. No ando yo muy proclive a las iniciativas, así que la idea de salir a hacer fotos fue de ella. Hizo muchas. Yo sólo hice fotos de ella haciendo fotos. Me parecía lo más bonito que podía fotografiar esa noche.
Tan entregada a la causa se la debía de ver que los turistas le pedían que los retratase y luego comentaban juntos las tomas. 
En mi línea de desconexión del mundo, hoy no oí radio, ni vi tele, ni leí diarios digitales. Estaba leyendo un sms de mi hija que no había oído sonar una hora antes "Hola mami estoy en el avión me lo pasé genial en madrid dale muxos besos a........ besos amore hablamos desde london muak!", cuando recibo en el otro teléfono una llamada un tanto misteriosa. Era de mi hermana. Me preguntaba cosas sobre el viaje de mi hija. Le dije que en ese preciso momento leía un mensaje que... Ella trataba de enterarse sutilmente de algo, y le estaba costando trabajo porque yo no entendía la auténtica razón de sus preguntas, así que mis respuestas no le servían de mucho.

Mi hermana se iba dando cuenta de que yo estaba ajena al drama de hacía un rato en Barajas. Cuando finalmente tuvo claro que su sobrina estaba a salvo, me lo contó.
Estas cosas pasan, desde luego. Pero procuras pensar que nunca a ti. Cuando te rozan tan cerca y atisbas la posibilidad de un dolor propio tan inmenso...

Todo se vuelve pequeño de pronto y cada dolor inútil que causamos, cada negación, cada omisión se vuelve tan inmenso como la perspectiva de ese dolor propio.
También se agiganta cada momento de placer, cada abrazo, cada beso, cada ENCUENTRO.
Por eso hace un rato, después de una breve conversación con ella ya en su casa de Londres, cansada pero feliz, me puse a ver las fotos de anteanoche, en el mismo Madrid bullicioso que hoy está tan triste. Y las vi con otra dimensión.
Ella retratando el pasado junto a la casa en la que vivió y pintó Velázquez, ella registrando el presente fotografiando las ventanas tras las que escribe Javier Marías -mi amor, también-, ella pintando el pasado y el presente para el futuro.
Ella.
El mundo es mejor con ella dentro.
Yo al menos puedo decir esto. En presente.
Y no puedo escribir nada más.
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