Yo también he hecho una miniquedada. ¿Qué os creíais?
No hubo la bacanal en la que aún os supongo, pero sí charlita y tal y té a la sombra de una sombrilla de encaje y seda (ésta de la segunda foto)

reforzada por el edificio a nuestras espaldas (que no éramos tan valientes como los vecinos de enfrente).
Y hubo, sobre todo, mucha vagancia. Hasta para hacer fotos. Las de hoy son todas las que véis, sin levantarme de la silla (cada vez tengo menos energías, parece).
Aún así puede verse que la quedada, y la bacanal, no son exclusivas de según quién.
Los vecinos de enfrente se dieron una fiesta en condiciones. Y algún minibuitre urbano esperaba su parte.
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Y la tuvo.
(Y ahora mismo en cuanto haga cli, clic, os voy a llamar para que me matéis de envidia, que he hecho este artículo en plan consuelo de bobos, pero no ha dado resultado).
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