Esta mañana me desayuné con la noticia de que esos mamíferos que también comparten con nosotras el mal atribuido adjetivo de "racionales", ya tienen una batallita más para contarnos cuando les encontremos -de casualidad, por supuesto- un pelito rubio en la solapa ( bueno, también puede ser moreno,rojo, malva, depende... o blanco, que de todo hay en la viña del señor ).
Ya decía yo que con los años se acabaría descubriendo que la práctica totalidad del comportamiento humano depende de los genes y punto pelota. Pero esto no me lo esperaba... En este enlace lo explican mejor que en ningún otro lugar que yo haya visto. Supongo que no tendremos problemas por el idioma ¿no?. Si es que sí, aquí tenemos otro a la Voz de Galicia.
Decía que lo de "racionales" era un adjetivo no muy apropiado y ya vamos viendo el motivo de esa conclusión: ¿en dónde está la cabeciña cuándo corren detrás de unas piernas diferentes a las de su pareja habitual? Pues allí, en la otra cabeza, justo en donde el alelo 334 tiene puestas todas sus esperanzas...
Dicen los estudiosos del asunto que los hombres con el alelo de marras «no significa necesariamente que estén menos capacitados para el amor, sino que se trata más bien de una limitación en la capacidad social». ¡Ya!. Así que ojito, chicas, en ausencia de un análisis genético, buscaros uno bien capacitado, que no esté alelado, que se relacione fluidamente con sus iguales e igualas, que acuda al cole de los niños a hablar con los tutores, que cuide de los churumbeles, que vaya a la compra aunque le guiñe el ojo a la cajera, y etc, etc...
En fin... yo creo que la causa de la infidelidad no existe como tal causa única, y que me perdonen estos suecos, sino que es un proceso causal complejo relacionado tanto con la genética como con la epigenética (eso de lo que he hablado in person con algunas/os porque me dio mucho que pensar últimamente), con el querer y no querer, con la voluntad y la inteligencia, con la razón y el instinto, con el compromiso y el pasotismo, con el vivir y el dejarse vivir... Con ser lo que somos o lo que queremos ser, con el determinismo y el libre albedrío... Resumiendo: con ser o no ser animales racionales, inteligentes, dueños de nosotros mismos y de nuestras mismisidades.
Menos mal que las aplicaciones de este descubrimiento científico van más allá, porque si no, íbamos aviados... ya que " Este hallazgo, más allá de excusar a los hombres infieles, se prevé que servirá en un futuro para ayudar en la investigación de patologías caracterizadas por presentar dificultades en las relaciones sociales como el autismo o la fobia social, indicó el investigador".
Pos eso.
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