No gano para disgustos... Me acaban de recordar que el acelerador de hadrones se pone a funcionar el miércoles y aunque parece ser que lo que se descubra a partir de ahí ( entre otras cosas, los misterios de la sincronicidad, que tiene que ver con la existencia más que probable de otras dimensiones desconocidas, además de las tres en que percibimos + el tiempo) puede ser un gran avance para la humanidad, no dejo de tener un cierto canguelo... porque hay quienes dicen que esto se acaba, que de ahí va a salir un agujero negro ( ya les salió un miniagujero negro en experimentillos anteriores con este parato) que nos va a comer a todos. No, por favor, que aún nos queda mucho por hacer. Sin ir más lejos, a mi esta mañana no me dió tiempo de meter la ropa en la secadora. Con esto del cambio de horario de la tarifa nocturna, que se nos ha convertido en diurna, y esto de la gran colisión, estoy totalmente estresada.

Y por no variar os recordaré -por si aún no os habíais percatado- que me sigue persiguiendo toda la temática que se me avanzó el primer día de este año en una noche especialmente intensa y mágica en la que mi cabeza hervía llena de conceptos matemáticofisicofilosoficos. Pues sigo.Y para más abundamiento os diré que ayer estuve con unos amigos que han vendido un solar al mismo constructor que otros amigos míos ( y que entre sí tienen tanto que ver, como un asilado político kurdo y yo) , que construye en este momento cerca de la playa de nuestra infancia... ( por cierto, que hay agua en el sótano tres y no llegarían todos los "arrumos" del mundo para las lágrimas por jorobarse el coche nuevo...)...
Me siento como el cuadrado -que no sabe explicar lo que ha conocido- de este cuento popular de la época victoriana que aún es considerado una lectura útil entre estudiantes de matemáticas e informática y todas aquellas terminadas en -áticas, para tratar de comprender el concepto de multidimensión ( otros universos paralelos podrían existir junto con éste que conocemos) y que espero tengáis la paciencia de leer:
En 'El País del Plano', los personajes son formas geométricas diversas que viven en un mundo exclusivamente bidimensional. Al comienzo de nuestra historia, el narrador, un Cuadrado de mediana edad, tiene un sueño inquietante en el cual visita un reino unidimensional, el País de la Línea, cuyos habitantes sólo pueden moverse de un punto a otro. Con creciente frustración intenta explicar quien es él, una línea de líneas, proveniente de un país en el que se puede uno mover, no sólo de punto en punto, sino también de lado a lado. Los habitantes del País de la Línea, enfadados, están a punto de atacarle cuando se despierta sobresaltado.
Un poco más tarde, aquel mismo día, intenta ayudar en sus estudios a su nieto, un pequeño Hexágono. El nieto sugiere la posibilidad de una tercera dimensión, un reino en el que habría arriba y abajo, además de un lado y otro. El Cuadrado tacha esta idea de estúpida e inimaginable. Aquella misma noche el Cuadrado tiene un encuentro extraordinario, decisivo para su vida: recibe la visita de un habitante del País del Espacio, el reino de las tres dimensiones.
Al principio, el Cuadrado se siente simplemente confundido por su visitante, un extraño círculo que parece cambiar de tamaño, e incluso desaparecer. El visitante se presenta a sí mismo como una Esfera. Parecia cambiar de tamaño y desaparecer, tan sólo porque estaba acercándose al Cuadrado en el espacio y descendiendo al mismo tiempo. Dándose cuenta de que sólo con argumentos no podría llegar a convencer al Cuadrado de la existencia de la tercera dimensión, la Esfera, exasperada, le introduce en una experiencia de profundidad.
El Cuadrado queda fuertemente conmocionado. Dice: 'Tenía una sensación confusa y mareante en la visión, era algo distinto que ver; veía una línea que no era una línea, y un espacio que no era espacio. Yo era y no era yo mismo al mismo tiempo. Cuando pude recobrar la voz, lancé un grito de agonía: Esto es la locura o el infierno!'. 'No es ninguna de las dos cosas', replicó serenamente la voz de la Esfera. 'Es conocimiento; son las tres dimensiones. Abre tus ojos otra vez, y trata de mirar con tranquilidad'.
Tras haber tenido esa experiencia intuitiva de la tercera dimensión, el Cuadrado se convierte en su apóstol, intentando convencer a sus conciudadanos del País del Plano de que el Espacio es algo más que sólo una noción propia de los matemáticos. A causa de su insistencia, es finalmente encarcelado en beneficio publico. Cada año, en lo sucesivo, el sumo sacerdote del País del Plano, el Círculo Jefe, acude a tantearle para comprobar si ha recobrado su sano juicio, pero el Cuadrado continúa insistiendo testarudamente en que hay una tercera dimensión. No puede olvidarlo, aunque no es capaz de explicarlo.
Edwin Abbott
¿Estaré perdiendo el equilibrio? Toc, toc.¿ Alguna vez lo tuve?. La respuesta a estas y otras preguntas en próximas entregas.
Besitos
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