Mientras me terminaba el cigarrito antes de entrar en el metro, y por aquello de que ando con el tiempo escaso para gozar haciendo foticas, aproveché la coyuntura. Un día de estos me quemaré una ceja, lo estoy viendo.
El señor de la izquierda mira con cierta envidia (cuando digo cierta no quiero decir "alguna", sino cierta con certeza) a la pareja de su derecha. Yo también, pero sólo con "cierta" de "alguna". Una de las imágenes de la felicidad es justamente ésta.

Papá ni ve la cámara. Pero hay ojotos ávidos que ven todo lo que ve. Ojalá de mayor no se eche un velo delante de los ojos.

Dos bastones. Está bien tenerlos.
Por si un día hacen falta.
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