.Otra cosa que me llamó la atención. No era el primer paso a nivel que veía, claro, pero, no sé, tal vez porque soy nieta de ferroviario me tira todo lo que tiene que ver con los trenes, sobre todo con los trenes de antes, que eran los bonitos, con su traqueteo y su carbonilla. Ya sé que eran un coñazo y que los pasos a nivel son un peligro, pero a mí me devuelve a la infancia, qué queréis.
Me recuerda cuando nos venía a buscar el abuelo Antonio para llevarnos a pasar el verano en Alsasua y nos iba recitando todas las estaciones del camino. También me recuerda las tortillas, los filetes empanados, los bocadillos, la fruta... Todo ello en cantidades industriales, como si nos fuesemos a la guerra o algo así., y el asquito que me daba aquel olor, que me quedaba impregnado en la pituitaria durante días. Incluso parece que lo estoy oliendo ahora, ¡puaj! Ah, también me recuerda la bota de vino del abuelo, de la que no se separaba ni cuando iba de viaje.
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...El río Nalón a su paso por El Entrego, flanqueado a un lado por una tremenda carretera y al otro, en este tramo, por un paseo y un parque. El paseo lo recorrimos mientras íbamos echando una ojeada al pueblo, para visitar el Museo de la Minería y de la Industria de Asturias.
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El Museo es precioso y muy interesante. Tiene cantidad de material antiguo en perfecto estado de conservación y mucha información que es prácticamente imposible leer en una visita mañanera. Echamos de menos un guía que nos fuese diciendo para qué servía tanta cosa. La zona dedicada a la medicina era una pasada de interesante. Ahí fue donde hizo Javichu la foto del sillón de dentista. También tienes la posibilidad de bajar a 600 m. de profundidad y visitar la octava galería de una mina. Esta visita por la galería sí es guiada, y muy bien guiada, por cierto. Majo el guaje. Bueno, los 600 m. son seis y la galería es simulada, por eso la mina se llama Imagen, pero no le falta detalle.
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....Y aquí los seis magníficos dando fe de su visita al museo, a cuyas puertas fue recogido este testimonio gráfico.
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.El Entrego desde El Mayau, donde también vive gente. Sí, sí, allá arriba.
Dimos un paseíto agradable con zona embarrada incluida en la que casi nos "esparramos", como dicen en mi tierra. Según contaba Paro, ese mismo camino lo utilizaba uno de sus tíos para ir desde el Entrego a otro pueblo donde vivía su entonces novia. Al parecer, le era más fácil subir hasta allí e ir por el camino de montaña que bajar al valle y coger el tren. No, si ahora me explico por qué están tan cachas los asturianos.