. Rezaba el viejo dicho: "En Ares non te pares, en Caamouco para pouco, en Redes non te quedes." Pues no es cierto, por lo menos en lo que a Redes concierne; de los otros dos no puedo opinar.
Os pongo el enlace a El Viajero de El País, en donde se resume mejor que lo haría yo lo que es Redes visto en un momentito. Yo pongo las fotos acompañadas de breves comentarios (por eso de que no sé estarme callada). .

Esta es una se las seis calles de las que habla Fernando Neira en El País. Preciosas balconadas, algunas bien rehabilitadas. Al final se arreglarán todas, ya veréis; todo se andará. Al fondo, casa de indianos también perfectamente conservada. ................................................................................................................
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Éste es un edificio muy conocido en Galicia gracias a la serie de televisión Padre Casares. Es el ayuntamiento de Santo Antón de Louredo.
Como curiosidad, la iglesia del pueblo está a muchos kilómetros de aquí, en Santa Eulalia de Liáns (Oleiros-A Coruña). ...............................................................................................................................
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He aquí una preciosa vista de la Ría con la playa de Cabanas al fondo. Esto es lo que vas viendo entre casa y casa según subes hacia la Punta del Castillo. ............................................................................................................................................................. .
Y esta es la Punta del Castillo y lo que queda de él. Hay un cartel indicador del lugar que no pone "Punta del Castillo", pero ahora mismo no me acuerdo. Ya lo veré otro día.
El edificio que por desgracia se ve detrás de las almenas es el Club Marítimo de Redes. Al parecer están intentando hacer uno nuevo en otro sitio, de lo cual nos alegraríamos todos. Pero bueno, seguro que con la pasta que tienen hacen lo que pueden, que no todo es Baiona o Sanxenxo.
Y ahora la curiosidad.
A los pocos metros tomar el desvío hacia el Castillo, nos sorprendió oír una música bastante alta. Por el tipo de música (Nosotros, que nos queremos tanto...) dedujimos que sería un tocadiscos; mira tú qué tontería, porque podía haber sido perfectamente un CD. Seguimos avanzando y vimos que la música salía de un galponcito en el que se veía a un señor sentado haciendo cestos.
Ya en casa supimos, por esas coincidencias a las que nos tiene tan acostumbrados la vida, que se llamaba Juan Pérez y que lo que escuchaba siempre eran los Tamara. Qué envidia nos dio ver a aquel hombre en su galpón, con su música preferida, en aquel camino entre árboles y en aquel ambiente de paz total. Seguro que Juan no tiene estrés.
La próxima vez que vaya, que iré seguro, no me voy sin un cesto. Eso si nos acordamos de llevar dinero, claro, porque lo nuestro es grave. .
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