A petición popular (especialmente de la Bossa, que es muy popular... uy, perdón, señoría, ya usté me entiende) ahí va la explicación de las sincronicidades a que aludía en el artículo "Chove. Seique".
El domingo pasado saqué la cámara sólo un momento. Últimamente mis fotos son así, de un momentito de un mismo sitio. La foto es en la esquina de una calle, una barbería con reflejos en el escaparate. Al llegar a casa me encuentro 3 fotos de mis contactos. Una es de un reflejo en un escaparate, ésta: http://www.flickr.com/photos/blopsmen/2934162921/
Otra es de una barbería, ésta: http://www.flickr.com/photos/leocobo/2934318874/
Y la tercera, de otra esquina ¡de esa misma calle en la que yo hice la foto!, ésta: http://www.flickr.com/photos/vermeer48/2933568001/
Para celebrar la sincronicidad, publiqué la mía con un pie de foto que celebraba el acontecimiento, ésta: http://www.flickr.com/photos/bubela/2936272996/
Nueva salida. Otra vez hago fotos de un único lugar (llevo prisa y llueve). Una de ellas es la que veis en este artículo. La siguiente es la que visteis en el artículo anterior, donde una señora vuelve la cabeza hacia un escaparate. Y la siguiente es la de ese escaparate que la señora mira.
Pues bien: al llegar a casa veo que uno de 3 los fotógrafos se une a mi brindis publicando... una foto de una barbería. ¿De cuál? De ésta: http://www.flickr.com/photos/vermeer48/2937657023/
Sí. La misma barbería que yo acababa de fotografiar hacía una hora (y que os ahorro porque es la misma que acabais de ver sólo que mucho peor).
Pero ahí no acaba la cosa. Ahora mismo, mientras buscaba los enlaces para escribir este artículo, acabo de descubrir la foto de Vermeer anterior a esa de la barbería "El Kinze". Una foto que inexplicablemente no había visto. Ni apareció en las "fotos de mis contactos" (o no la vi), ni tampoco la vi cuando miré la de la barbería. Ésta: http://www.flickr.com/photos/vermeer48/2934496359/?addedcomment=1#comment72157608117959180
Y aluciné. Porque ¡mira que es grande Madrid! Pues ¿sabéis que esquina es esa? ¿Exactamente esa? La esquina en cuyo interior me paso muchas horas cada semana. Por ejemplo, las horas en las que vosotros, felones, hacéis quedadas sin mí.
Y ahí no acaba la cosa, porque... ¡pero esa, es otra historia!
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