“CARTA CIUDADANA A LA MINISTRA DE CULTURA, EXCELENTÍSIMA ÁNGELES GONZÁLEZ SINDE
Herramientas
de trabajo para que pueda legislar en defensa de los derechos civiles
en el entorno digital, en defensa de un acceso libre y democrático a
internet
La nueva ministra de cultura ha declarado querer “ordenar Internet” y querer escuchar a todas las partes.
Apreciamos
estas declaraciones dialogantes y abiertas, dignas de una persona con
un cargo al servicio de los ciudadanos, como es el cargo de Ministra, y
no al servicio de una corporación reducida, como es el de presidenta de
una academia de cine.
Aprovechamos tales declaraciones para hacerle llegar la filosofía “operandi” y las propuestas legislativas
basadas en discusiones a lo largo y ancho de la Red, y en las
necesidades que la gran mayoría de los ciudadanos del Estado Español
han expresado en los último año, de manera que pueda llevar a cabo su
trabajo lo mejor posible.
Con esta aportación, queremos facilitarle el trabajo. Se encuentra Ud. en un ámbito nuevo y podría ser mal aconsejada.
En
este documento aportamos la gran cantidad de trabajo realizado en los
últimos años por miles de personas de muchos ámbitos dedicadas
completamente al estudio y defensa de los derechos en el entorno
digital e Internet desde la perspectiva del desarrollo compartido y
socialmente beneficioso para todos.
A continuación encontrará un listado de algunas de las organizaciones ciudadanas
especializadas que la pueden asesorar y aconsejar, todas ellas, a
diferencia, por ejemplo, de la SGAE, realmente sin ánimo de lucro.
También encontrará un Decálogo elaborado por cientos de ciudadanos y especialistas sobre la forma justa de reformar la Ley de Propiedad Intelectual.
En
pocas palabras, aquí encontrará todo cuanto necesita para llevar a cabo
una política que equilibre los derechos de los autores con los derechos
de acceso de la sociedad a la información y a la cultura.
Esto le debería interesar a Ud. como Ministra, al partido del gobierno
-las elecciones europeas están a las puertas y no se ganan electores
acusando a toda la población de un país de “piratas”- y nos interesa a
nosotros, los ciudadanos. Lo que está en juego para la sociedad no son
dividendos económicos ni electores, sino la propia concepción de la
cultura y el derecho al acceso a la libertad de expresión e información
(que nos ha costado unos cuantos cientos de años conseguir).
Los
que escribimos a continuación somos ama/os de casa, empresaria/os,
internautas, abogada/os, jueces, “ilustres” intelectuales,
programadores, parada/os, profesionales, científica/os, artistas,
artesana/os, trabajadores, abuela/os, adolescentes, ciudadana/os en
general, somos unos de los millones de personas que utilizan redes de
intercambio de archivos y otras herramientas digitales en el estado
español.
También, a pesar de las manipulaciones del diputado del PP González Pons, mayoritariamente no somos electores del PP.
Dicho esto, le pedimos que lea con atención cuanto sigue:
SOBRE CULTURA EN LA ERA DIGITAL
La palabra “piratería”,se utiliza intencionalmente o no para referirse a todos los que usamos las redes de intercambio de archivos.
Se
trata de proteger los intereses privados de una industria obtusa que se
resiste a reconvertirse. Para ello se mezclan, casi siempre a
propósito, dos fenómenos y conceptos muy diferentes, el derecho de los
autores a recibir una remuneración equitativa por su trabajo y el
derecho a la cultura y al acceso a la información que todos tenemos.
Las redes P2P se basan en la idea de intercambio de
información y conocimiento, algo que ya se hacia en el mundo analógico,
como prestarse privadamente un libro, una canción, grabarse una
película de la tele para verla luego con la familia, etc. etc., (por
esto la copia privada es legal, aunque encima pagamos un canon por
ella) y nadie discute el legítimo derecho de cada persona de ser pagada
por su trabajo.
Es obvio que todo el mundo debería ser pagado justamente por lo que
hace para ganarse el sustento - y no nos referimos en este caso a los
salarios de miseria con lo que la industria cultural remunera, por
ejemplo, los guionistas de televisión, algo que Sinde sabe sin duda muy
bien.
Un
fenómeno social de tal magnitud y envergadura como el intercambio de
archivos en la red (13 millones de hogares y 70 % de los internautas,
es decir la mayoría absoluta de la población) no puede ser interpretado
de una manera tan simplista.
Es simplista y tendencioso dividir a la población en los que copian y
los que compran, cuando todos hacemos ambas cosas a la vez.
Sería como llamar piratas gastronómicos a los que cocinan sin comprar libros de recetas.
El
hecho de que recopile música o cine por Internet y que esto haga de mi
un melómano o un cinéfilo, me provoca mucho más interés para acudir a
conciertos o al cine. Sólo en el delirio insaciable de la industria
cultural se puede pensar que la gente deba comprar los miles de discos
a los que tienes acceso ahora para escoger, cuando decide consumir.
INTERNET, EUROPA Y LA ELECCION DEL SEÑOR GUADANS COMO COLABORADOR
Lo llaman “paquete de telecomunicación” (Telecomunication Package)
para que los ciudadanos creamos que es algo técnico, difícil y lejano.
Es un paquete de medidas que está siendo discutido en el parlamento
europeo y que se votará el 5 de mayo de 2009.
Si pasa a nivel
europeo, los criminalizadores del intercambio de archivos para su uso
privado verán su camino abierto en cada uno de los países miembros.
Internet como lo conocemos ahora
puede dejar de existir para pasar a ser una especie de canal privado de
televisión al estilo de tele5 o antena 3, donde sólo grandes
multinacionales pueden ser “vistas” y ofrecer su Web.
Esto no es ciencia ficción.
Veamos:
Bajo
las nuevas reglas propuestas, los proveedores de banda ancha tendrán la
capacidad legal de limitar el número de páginas Web que puedes ver, y
de decirte si se te permite o no usar servicios concretos. Será
disfrazado de “nuevas opciones para el consumidor” entre las cuales
puede elegir la gente “según sus necesidades”. Se le ofrecerá a la
gente paquetes del estilo de los paquetes de TV – con un número
limitado de opciones para acceder.
Los que no tengan su dirección
Web en el grupo de “ofertas” de sitios Web ofrecidos por la operadoras
no podrán ser encontrados. Así una vez más sólo las grandes
multinacionales podrán ofrecer servicios. Como ha pasado con la
televisión. Se quedarán fuera motores de búsquedas alternativos,
portales de intercambio, la Web de tu tienda etc. etc., todo cuanto no
sea elegido por la industria.
Skype podría ser bloqueado. No es ciencia ficción, en Alemania ya ha
sido bloqueado para el iPhone. Los pequeños negocios podrían
desaparecer literalmente, especialmente los negocios artesanales, de
nicho o especializados.
La
excusa es controlar el flujo de la música, las películas y el contenido
del entretenimiento, cosa ya antidemocrática en si, ya que se trata de
intercambios sin ánimos de lucro, por pura información y por los que ya
pagamos un canon.
Sin embargo, las víctimas reales de este plan
serán todos los usuarios de Internet y el acceso democrático e
independiente a la información, la cultura y los bienes.
Bajo
estas normas, el sistema de 3 avisos y de suspensión de suministro de
Internet para los usuarios de programas de intercambio de archivos o la
criminalización de las Web que ofrecen enlace para el intercambio
privado de material audiovisual serán medidas innecesarias. La censura
se realizaría antes. De hecho nos dejaran sin opción ninguna ya que no
seremos ya nosotros a escoger.
Las propuestas de la U.E. suponen
un riesgo enorme para nuestro futuro. Están a punto de convertirse en
Ley –y será virtualmente imposible volver atrás.
Los ciudadanos se están organizando para responder.
En
este contexto Sinde baraja escoger como asesor Ignasi Guardans, nada
más y nada menos que unos que el principal iniciador de este proceso antidemocrático en el parlamento europeo
al ser el principal instigador a que se rechazara la enmienda 138,
enmienda que obliga a la presencia de un mandato judicial para
controlar el acceso a Internet. Ignasi Guardans es de los que abogan
por que empresas privadas puedan hurgan en nuestro uso de Internet.
FUNDADAS SOSPECHAS
Esto y las últimas declaraciones en la dirección del paquete de
telecomunicación de la coalición de los lobbies de la industria cultura
que proponen la criminalización de las web que ofrezcan enlaces para el
intercambio de copias privadas de archivos, nos hacen sospechar que
Sinde pueda ser mal aconsejada y por esto queremos hacerle llegar una
lista de algunas de las organizaciones democráticas y especializadas
que la puedan asesorar de forma competente y justa para toda la
población.
(Por orden alfabético)
Juristas especializados:
DAVID MAEZTU (http://derechoynormas.blogspot.com)
FUNDACION COPYLEFT (http://fundacioncopyleft.org)
Asociaciones de usuarios y consumidores:
ASOCIACIÓN DE INTERNAUTAS (http://www.internautas.org)
ASOCIACIÓN USUARIOS INTERNET (http://aui.es)
FACUA (https://www.facua.org)
HISPALINUX (http://www.hispalinux.es)
Especialistas (entre otros):
ALQUA (http://alqua.com)
BARRAPUNTO (http://barrapunto.com)
CARLOS CASTRO (http://notasdecarlos.blogspot.com)
ENRIQUE DANS (http://www.enriquedans.com)
JUAN FREIRE (http://nomada.blogs.com)
EXGAE (http://exgae.net)
JORGE CORTELL (http://www.cortell.net)
MANUEL M. ALMEIDA (http://mangasverdes.es)
TERESA MALINA (http://compartiresbueno.net)
Consultores:
RICHARD STALLMAN
(http://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Stallman)
LAWRENCE LESSIG
(http://es.wikipedia.org/wiki/Lawrence_Lessig)
¿CÓMO HABRÁ QUE DECIRLO?
La red, en contra de lo que se intenta aparentar, está llena de
autores. Sólo una parte ínfima de ellos tiene alguna relación con la
industria cultural.
Si se criminalizan las redes de intercambios de archivos (P2P) perdemos todos: perdemos en libertad, perdemos en privacidad.
Los que pretenden aplicar el modelo Sarkozy que criminaliza compartir
archivos en la red (P2P), ni tienen en cuenta a los miles de autores
que licencian su obras con licencias libres ni tienen en cuenta la
privacidad de todos los usuarios en la red ni los beneficios para la
democracia que conlleva la ruptura del control sobre la información.
Es
decir, la mayor herramienta de comunicación que ha creado el ser
humano, la biblioteca de Babel siempre soñada, puede pasar a ser la
mayor forma de control social nunca creada.
En el estado español tenemos particular apego a esta libertad ya que gracias a ella hemos podido desenmascarar el golpe de estado
mediático de Aznar el 13M 2003. ¿Os lo tenemos que recordar? ¿Tenemos
que recordarle a Zapatero que ha llegado al poder gracias a un Internet
libre?
Del mismo modo aprovechamos para recordar a Sinde y
Zapatero que el Partido Socialista francés acaba de votar en contra del
control de Internet que Sarkozy propone. Artistas e intérpretes como
Catherine Deneuve, Victoria Abril o Chiara Mastroianni han publicado un
manifiesto colectivo en el que califican esta ley como “demagógica,
técnicamente inaplicable, ignorante de los nuevos procesos de descarga
y puramente represiva”.
Al restringir las redes p2p no se está
defendiendo a unos pobres autores millonarios y a la desvalida
industria del entretenimiento, sino limitando, fragmentando y
aduanizando la herramienta que ha cambiado la manera de entender el
mundo, la cultura, el progreso, el negocio y el beneficio.
Es falso decir que compartir nos hará perder el aprecio por los creadores y los originales.
¿A caso se ha dejado de vender el Quijote porque sea de dominio
público? ¿A caso se ha dejado de vender porque los padres pueden pasar
la copia del Quijote que había sido de los abuelos a sus hijos?
¿A caso se dejará de ir a los estrenos de Almodóvar? ¿Dejará Almodóvar
de ser millonario? Seguramente no. ¿Algo menos millonario?¿De veras la
población entera tiene que preocuparse por las fluctuaciones en la
fortuna de Almodóvar?
Sin
duda la cultura, como ha sido siempre y siempre será, seguirá
produciendo comunidad, emociones y riqueza y también inversiones.
Seguirá copiándose a sí misma para producir nuevos originales, seguirá
convocando a la gente allí donde se manifieste.
Ahora, en la era digital, seguirá habiendo más y más gente que se
dedique a la cultura con lo que aprenda y ve directamente de otros a
través de la red.
No se pierde el aprecio a los creadores, todo lo contrario, son
personas más cercanas, son nuestros maestros cotidianos, somos nosotros
mismos.
Lo que sí está pasando es que estamos perdiendo el aprecio a los intermediarios.
LA AVARICIA ROMPE EL SACO
La industria cultural hasta hace poco era el principal intermediario
entre el artista y su público. Este intermediario ahora es Internet.
Vivimos el periodo de mayor producción y consumo de medios audiovisuales de la historia.
En
mi bolsillo puedo llevar un reproductor de mp3 con miles de canciones
de cualquier lugar recóndito del mundo, puedo llevar miles de película
que sino no tendría nunca la ocasión de ver…
¿Quiere esto decir que esté perjudicando la difusión de la cultura?
Las
oportunidades de negocio derivadas del mayor consumo audiovisual de la
historia son inmensas, pero las reglas del juego implican un usuario
activo que accede directamente a la información prescindiendo del lento
y costoso sistema de intermediarios.
En la era del
consumidor-productor, en la que por suerte todo el mundo puede acceder
fácilmente a la cultura y a sus medios de transmisión y producción, en
la que por suerte todo el mundo puede ser un creador con éxito sin
necesidad de ser “descubierto”, la industria cultural necesita a los
artistas y ya no al revés. la industria cultural tiene que cambiar de
tono y su prepotencia no tiene ya efecto porque Internet es un mercado
libre. La industria cultural tal como la conocemos ahora ha llegado a
un callejón sin salida y debe reconvertirse.
La reconversión de
esta industria tiene que ser asumida por las mismas empresas de forma –
como el mismo nombre indica – emprendedora, invirtiendo en las nuevas
posibilidades en lugar de intentar frenar su desarrollo, sin impedir,
como está ocurriendo ahora, la competencia leal y la creación de nuevos
puestos de trabajo.
Tampoco la ciudadanía tenemos que costear – y menos en tiempos de
crisis - esta reconversión ni en términos económicos, con cánones
indiscriminados y de dudosa justificación legal, ni paralizando el
desarrollo de las herramientas digitales y de toda la sociedad,
destruyendo su ecosistema creativo de circulación de la información de
forma directa, en un momento de florecimiento cultural jamás vivido
antes de ahora.
Es absurdo proteger la industria cultural como si Internet y “lo digital” nunca hubiese sido inventados.
Los
tiempos han cambiado, todos los ciudadanos deben poder beneficiarse de
todas las ventajas que ofrece la Red de Redes a nivel del intercambio
horizontal de información y cultura. Los medios de producción cultural
deben adaptarse a esta nueva democracia y no al revés.
LA CULTURA: IMITACIÓN Y COPIA
La copia y sus beneficios están en la base de todo esto.
¿Porqué demonizan la copia cuando es la materia de la que está hecho el aprendizaje?
No
vivimos aislados, vivimos en red, en continua comunicación; desde que
nacemos y somos socializados absorbemos continuamente conocimientos
imitando, copiando y sampleando. El conocimiento se da por la imitación
y la copia. No hay otra manera de hacerlo.
Toda creación
cultural, toda ampliación del conocimiento se basa en esta tradición
recibida, de manera que ninguna creación es completamente original ni
sería posible sin la existencia de este patrimonio colectivo.
En la era digital y de la comunicación, “lo digital” son nuestros recuerdos compartidos.
“Lo digital” es la materia de lo que está hecha nuestra memoria contemporánea.
Querer lucrarse ávidamente de lo que es nuestra forma natural de
aprender – copiar - en el momento de su mayor florecimiento, esto sí es
un saqueo.
Lo
digital es la memoria de la época en la que vivimos. Si compro un
disco, un libro o veo la emisión pública de un producto de consumo
tengo todo el derecho del mundo a copiarlo de forma privada y sin ánimo
de lucro económico y a compartirlo.
Sería absurdo e imposible que después de ir al cine, pretendiera
olvidar los recuerdos de la película que acabamos de ver. Más absurdo
sería tener que pagar cada vez que la contamos. Atacar la copia digital
es como impedir contar recuerdos, impedir que se replique lo escuchado,
impedir prestar un libro a un amigo o impedir tararear una canción. Es,
en definitiva, prohibir la comunicación en la era de la comunicación.
Curioso, ¿no?
Muchos
comparan este cambio tecnológico con la invención de la imprenta,
herramienta que revolucionó la difusión de la cultura gracias a su
capacidad de copiado, más rápido y fidedigno al original que el que
pudiera realizar el copista más estimado de la época. La utilización de
la imprenta extrajo de los monasterios los libros que sólo estaban al
alcance de una élite privilegiada, a pesar de la poderosa oposición de
unos pocos, movidos por sus intereses particulares. Es cierto que los
copistas se quedaron sin su trabajo y debieron dedicarse a otra cosa
pero, ¿quien sería capaz hoy de prohibir la imprenta?
Algo
similar sucede en la era digital. Las nuevas herramientas benefician
incluso a la industria del entretenimiento, esa pequeña parte de la
producción cultural que trata de defender sus intereses particulares a
costa de los demás. Ellos son hoy esos pocos que se oponen a la nueva
imprenta, paralizando injustamente el desarrollo de la circulación del
conocimiento.
En España tenemos un caso flagrante de una
institución privada que consiguió imponer su forma de entender a la
sociedad. Se llamaba Inquisición y consiguió imponer sus
intereses durante siglos a costa de quema de libros, prohibición de la
ciencia y condena a muerte de miles de personas.
También consiguió retrasar unos cuantos siglos la evolución cultural y tecnológica de Occidente.
Durante 4 años los ciudadanos han estado pidiendo al gobierno con
multitudinarias manifestaciones, con miles de mensajes, que controlase
el precio de la vivienda, que pusiese límites a la gula desenfrenada de
la industria de la vivienda y de las hipotecas. Se pedía al gobierno de
proteger no solo el derecho a la vivienda en si, sino también una forma
de economía más equilibrada entre intereses privados y intereses
públicos.
Los gobiernos no escucharon a los ciudadanos. Esta voracidad de la
industria nos ha llevado a la a la situación económica que estamos
viviendo, una crisis absolutamente anunciada.
Una
vez mas pedimos que no se aplique la política de pan para hoy y hambre
para mañana, que no se favorezcan los intereses de una industria que no
quiere renovarse a costa de los derechos fundamentales de los
ciudadanos.
Esta última crisis financiera ha demostrado que
vivimos en un sistema donde se pretende que entre todos protejamos los
intereses de los bancos y de las grandes multinacionales con la
esperanza de que un día nos den trabajo por las migajas de sus
ganancias.
La filosofía de la cultura libre, heredada del
software libre, la mayor demostración empírica de que una nueva ética y
una nueva empresa son posibles, ha creado ya un espacio productivo
alternativo que funciona y que apuesta por la artesanía donde el
autor-productor no pierde el control de la producción y no necesita
intermediación de grandes monopolios, apuesta por iniciativas autónomas
en relación solidaria con otras, por el intercambio según las
capacidades y las posibilidades, por la democratización del
conocimiento, del aprendizaje y de los medios de producción y por las
ganancias repartidas de forma justa según el trabajo.
Para acabar, adjuntamos un Decálogo
elaborado por cientos de ciudadanos y especialistas sobre la forma
justa de reformar la Ley de Propiedad Intelectual. Este decálogo como
podrá ver tiene en cuenta las necesidades de todo el mundo creadores,
industria y ciudadanos.
Decálogo para una revisión en profundidad de la LPI
(elaborado por usuarios, expertos, abogados y juristas):
1.
Considerar cualquier recorte a las redes de intercambio de archivos
(redes P2P) como un acto de oscurantismo y un atentado contra los
derechos democráticos fundamentales garantizados por nuestra
constitución y por innumerables tratados internacionales que el Estado
Español ha ratificado. Nuestros derechos al conocimiento, al
aprendizaje, al acceso a la cultura y a la libertad de expresión se
verían gravemente socavados si se limitaran las herramientas de las que
dispone actualmente la sociedad.
Agregar a nuestra LPI y defender en Europa la llamada enmienda 138, ya
defendida por otros gobiernos europeos (Austria, Dinamarca, Bulgaria,
Hungría y Polonia) y que dice:
“ninguna restricción a los derechos y libertades fundamentales ha de
ser impuesta sin la resolución previa de las autoridades judiciales” =
no se podrá desconectar a nadie de Internet sin orden judicial.
2.
En la perspectiva de que los derechos de autor deben poder ser
gestionados libremente por el mismo autor, y considerando que las
entidades de gestión son entidades privadas al igual que un servicio de
consultoría o de limpieza que se debería poder utilizar o no según
nuestras opciones de vidas, pedimos que las entidades de gestión pasen
a ser lo que son: entidades privadas que gestionan SÓLO Y
EXCLUSIVAMENTE las “cuentas” de sus socios, o sea los derechos de
explotación de una parte de los artistas. Que, como toda entidad
privada, se permita la libre competencia y que bajo ningún concepto se
consienta que entidades privadas hurguen en la privacidad y en los
bolsillos de los ciudadanos y menos que se utilicen bienes y suelo
público para sus beneficios privados. Que autores y editores no sean
representados por la misma entidad como en los tiempos del sindicato
vertical, que todos los socios puedan votar, claro está, y sobre todo
que las entidades de gestión gestionen únicamente las creaciones
registradas, permitiendo así el uso de licencias libres. Que en ningún
caso entidades privadas gestionen dinero “no individualizable”, tipo
canon (gestión colectiva obligatoria , si siguiera subsistiendo), ya
que vulnera sus propios estatutos. Que entidades públicas reviertan
este tipo de beneficios en infraestructuras para la ciudadanía, como
escuelas de formación artística o digitalización de la enseñanza.
3.
Siendo los derechos de autor económicos al fin y al cabo un asunto
entre editores, productores y autores, que los creadores sean pagados
de forma equitativa (un 15% de la actividad en la que están
involucrados) sean o no socios de entidades de gestión. Que los
artistas cobren, si así lo desean, principalmente por su creación y no
por la explotación que genera.
4. Abolición
inmediata del canon digital, extraño diezmo que sanciona
indiscriminadamente a la ciudadanía en nombre de la “compensación a la
creación” intentando penalizar una conducta que no es en ningún caso
delictiva. Los beneficios de esta recaudación además pasan a manos de
unas pocas personas privadas que raras veces son creadores y menos de
algo relacionado con el mundo de la cultura. Insinuar “delitos” donde
no los hay y luego cobrar a los “sospechosos” es propio de las
dictaduras. Abolición del concepto de compensación por copia privada,
asumiendo en su plenitud el derecho a la copia privada como intrínseco
a la propia memoria humana desde la invención de Internet.
5.
Que una obra pase a ser de dominio público en unos plazos beneficiosos
para la creación y la sociedad. Permitir que más de una generación viva
del trabajo de alguien, es un forma de fomentar el parasitismo y el
estancamiento creativo, desactivando la reinversión y más considerando
que una medida pensada para favorecer a las personas en realidad
beneficia principalmente a grandes multinacionales que desvirtúan la
creación primigenia. Pedimos el paso al dominio público en un periodo
de tiempo razonable, dependiendo del tipo de creación, con un máximo de
30 años.
6. No deben necesitar autorización
del autor los actos de reproducción, transformación o difusión de obras
artísticas, científicas o técnicas ya divulgados cuando se realicen con
fines docentes, educativos o de investigación científica en el ámbito
público, siempre que se incluya el nombre del autor y el resto de
derechos morales. La transformación debería ser realizada utilizando la
cesión en cadena para evitar una apropiación indebida.
7.
Asimismo los derechos de autor sobre cualquier tipo de obra de los que
las instituciones públicas sean derecho habientes serán a todos los
efectos de dominio público inmediato.
8.
Defender el “derecho a cita” en todos los casos de cita a algo que se
ha hecho público ya previamente como vehículo de crecimiento
democrático de la sociedad de la información.
9. Eliminar el concepto de “lucro cesante” en todo lo que concierne a la producción cultural.
10.
Eliminar la obligatoriedad del cobro de la compensación por
comunicación pública y por compensación por copia privada. Es
inconstitucional.
EPILOGO PARA SEGUIR
Bien. Aquí acabamos.
Esperamos haber sido lo suficientemente claros.
Si quedaran algunas dudas tenemos 2 maneras para aclararlas definitivamente.
La
primera es la evidencia de que todo ser humano debería tener el derecho
de poderse descargar “Mentiras y gordas”, la ultima comedia
costumbrista de la que la nueva ministra es coguionista, antes de
decidir si ir a verla.
Ningún desalmado debería dejar que
la gente gastara su dinero a ciegas con este tipo de producto sólo para
hacer feliz a la industria cinematográfica y a la ministra.
¡Al menos que se le pueda echar un ojo online antes de decidir si
meterse en la sala!. Sin duda esto incentivaría la mejora de la calidad
del cinema español, su competitividad y por consiguiente su crecimiento.
Quizás entonces por fin el cine español podría llegar a más y en la
redes de intercambio podría llegar a circular por encima del actual y
deprimente 2-3%.
Por
último, si todo esto no basta, invitamos la señora ministra a estar
atenta a las miles de campañas que están a punto de surgir de la Red.
Podrá asistir a lo que está haciendo la cultura actual, la verdadera
cultura de nuestro tiempo, la cultura no competitiva y no excluyente
que comparte y digitaliza sin miedo al progreso y al bienestar
compartido.
En ellas ciudadanos y artistas de todas las
disciplinas dejaran de manifiesto una vez más que no quieren que se
ataquen los derechos al acceso a Internet en nombre de la cultura, que
los artistas no respaldan esta nueva Inquisición.
Mientras tanto, aquí estamos, para escuchar su respuesta a nuestra carta.
Ya no se podrá decir que no lo sabía…”