Este ha sido un domingo de esos que disfruto por encima de todo. En general los domingos no me gustan demasiado salvo por el hecho de que duermo hasta la hora que me da la gana, remoloneo en la cama lo que quiero y no como hasta una hora bastante tardía ( dice una de mis nueras postizas que comemos a la misma hora que los ricos y no se por qué, la verdad.Vamos, que no entiendo el motivo por el que lo dice ) En general este día de la semana no me gusta porque es siempre el preludio de un lunes de ir a trabajar ( mientras que la jubilación no me lo remedie y ojalá llegue a disfrutarla ...), eso es todo.
Hoy, entre que CR está algo pachucho y el día estuvo bastante desapacible, tuve todas las coartadas para no moverme de casa: cociné, escribí, leí, abalorié, le di a la lengua por teléfono y hasta vi una peli en la tele que ya había visto anteriormente, pero sólo a medias. Hoy la vi enterita y me encantó. Me gustó sobre todo por la fotografía. La historia no es gran cosa pero los paisajes, la luz de la Toscana y los colores en general me parecieron de lujo total. Dije que la historia no es gran cosa... pues mira, depende... En el cine, como en casi todo, a mi me parece que hay que ir más allá, mucho más allá. No es obligatorio hacerlo, claro está; pero no sólo vemos lo que vemos, lo que el director o directora nos ha querido transmitir sino que a menudo vemos nuestra propia película, es como si al tiempo que con los ojos miramos a la pantalla, con otros ojos miramos hacia adentro y vamos percibiendo al mismo tiempo una película paralela. En mi caso muy, pero que muy para-lela ;-)
Con "Bajo el sol de la Toscana" me ha pasado que he visto unas tres películas al mismo tiempo, a cada cual más estupenda. Y una idea me ha quedado grabada, quizás porque me identifico plenamente con ella: en un momento dado uno de los personajes le cuenta a la protagonista que antes de que se pensara en la existencia de un tren que uniese Venecia con Viena, se hizo una vía que atravesaba los Alpes, porque todo el mundo suponía que alguna vez habría un ferrocarril que viajase entre ambos lugares...
En mi vida anterior recuerdo haber comprado una vez un edredón para una cama de matrimonio cuando ni matrimonio había ni trazas de tener una cama tan enorme. El edredón aún existe, aunque no lo tengo yo.
Moraleja: que cada cual saque la conclusión que quiera que yo me voy a ver una peli.
Besitos
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