
Viene al caso contar que durante mi infancia y adolescencia siempre pensé que el mundo de los adultos era serio. Y aunque no sabía muy bien si me gustaría o no, la verdad es que me atraía algo… porque lo relacionaba con ser más autónomo, libre… más yo, en definitiva… Un tiempo en el que los buenos siempre ganaban y los malos, que casi siempre eran indios o parecidos, recibían su merecido…
No sé si viene al caso o no recordar que, en el límite de la adolescencia, la vida comenzó ya a darnos “patadas” en las gónadas. Y no ha parado, oye… y desde entonces todo parece funcionar al revés de cómo había pensado… los buenos las llevan hasta en el culo y los malos se van de rositas… y encima con la chica. Por eso nos volvemos locos cuando Iniesta, que tiene aspecto de no haber dejado cráneos por el camino, gana un Mundial… o nos quedamos pensativos cuando algún despistado anónimo da un riñón de forma altruista a un desconocido (sí, acojonante, pero los hay)…
Yo conocí a uno de esos, y viene al caso todo esto porque hoy me he enterado que ha fallecido John. John era el padre de una familia de Nothingam con la que conviví 15 días hará unos 15 años, más o menos. Ingeniero de la Philips, acababa de retirarse, con lo que iba a poder dedicar, me decía, más tiempo a sus hijos… bueno, a los últimos. Porque los primeros, los dos biológicos, ya estaban emancipados y viviendo en dos ciudades inglesas. Y los segundos, también dos y adoptados, empezaban a ser independientes, ya que comenzaban a trabajar en un taller de manualidades uno, y en una fábrica de lápices, el otro. Creo que es pertinente decir que ambos eran síndrome de Down.
Pero decía John en aquel momento, que no se me olvide, que se iba a poder dedicar más a sus hijos, los terceros… un bebé Sindrome de Down profundo y otro de 5 años con parálisis cerebral, a los que acababa de adoptar. Claro que en todo esto le ayudaba, y mucho, Margaret, su mujer, que repartía su tiempo entre el juzgado de paz de la zona, la asociación de dependientes del barrio, y su familia, entre otras actividades. Bueno, los dos eran cuáqueros, y no sé si esto es o no pertinente recordarlo…
Hoy, al enterarme del fallecimiento de John, me ha venido a la cabeza, no sé por qué, la infancia, la ingenuidad, la bonhomía,…y Nothingam, y los cuáqueros… y he pensado que, más allá de lo que podamos imaginar y vivir cotidianamente, hay espacios escondidos de autenticidad y humanidad, alejados de cualquier rastro de falsedad o artificio… espacios en los que la gente intenta no pisar a nadie, espacios en los que se ofrecen de modo altruista partes de la vida de uno,… o espacios en los que vive gente como John… en cualquier esquina escondida de cualquier Nothingam de por aquí o por allá…
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