Hace unos años, en un magnífico programa de televisión, “El conciertazo”, los niños disfrutaban en la mañana de los sábados con la música clásica. El programa estimulaba la participación infantil y. siempre, los niños hacían preguntas al director con la profundidad que solo ellos parecen alcanzar. En una ocasión, una niña le preguntó al director de la orquesta de RTVE “a dónde se iba la música”, lo cual puso en un aprieto al conductor del programa, hasta el punto de no saber contestar adecuadamente… y anduve yo un tiempo con esa pregunta entre mis neuronas…
Hace ya también bastantes años descubrí una canción que hablaba un poco de lo mismo, y que, además de gustarme, me reactivó la pregunta que hizo el niño del sábado por la mañana:
¿A dónde van las palabras que no se quedaron?
¿A dónde van las miradas que un día partieron?
¿Acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón?
¿O se acurrucan, entre las rendijas, buscando calor?
¿Acaso ruedan sobre los cristales,
cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van? ¿Y a dónde van? ¿A dónde van?.....
¿A dónde va lo común, lo de todos los días?
¿El descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿A dónde va la sorpresa, casi cotidiana, del atardecer?
¿A dónde va el mantel de la mesa, el café de ayer?
¿A dónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van? ¿Y a dónde van? ¿A dónde van?.....
El caso es que me vino a la mente, estos últimos días del año en que estoy a punto de entrar en otra década, la pregunta de a dónde coj… habrán ido muchas de las palabras, miradas, certezas con dudas, cafés de ayer… y es que, probablemente, querría que volviesen a ser algo, o al menos me gustaría saber por donde estarán…
A veces pienso que debería haber una “Oficina de Objetos Perdidos” para encontrar todas esas cosas que un día perdimos… y que podríamos volver, al menos, a buscar… Si alguien sabe algo de esto, le ruego me haga llegar toda la información de que disponga, recordando que incluso podría pagar por ella. Informo a quien quiera ser informado que estos días me acerqué a una Oficina Municipal de Objetos Perdidos para buscar un pasaporte que me falta desde hace ya un tiempo y con el que podría salir de este blog y recuperar la más absoluta “normalidad”… y no lo tenían, creo que afortunadamente para mí.
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