Alsasua, campa de San Pedro. El rebaño de bóvidos corre ligero cual rebaño de bóvidos asustado por el trotar de un caballo que se le acerca por detrás. De repente se oye una voz: "¡Eh, Lucky Luke!". El jinete se da por aludido y caballo y caballero se detienen a la par de una mesa ocupada por tres hombres. Los cuatro comienzan a departir amigablemente. Al caballo lo excluyen de la conversación. Los bóvidos, ya más sosegados, vuelven otra vez a su rutina de comer bellotas. Según el pastor, éstas les gustan mucho más que las de Urbasa. "Serán más tiernicas.", se atreve a conjeturar alguien. "Puede ser.", agrega el Chicharro, que así se apoda el pastor. Mientras mis compañeros de paseo charlan con el Chicharro, yo me dedico a hacer fotos. Los bóvidos comen y andan a carreritas breves de un lado para otro. ¿Todos? No, todos menos uno, que es éste que no me quitó ojo durante toooooda la sesión fotográfica. Yo creo que me caló. ¿Afinidades?

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