Enviado por María (Contacto, Página)
Fecha: 4 de Marzo, 2007, 20:16
Mira, a mí, si ahí no había que trabajar, me valía perfectamente. Soy una vendida, ya lo sé. Son los años, que pueden conmigo.
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Enviado por Bubela (
Contacto, Página)
Fecha: 4 de Marzo, 2007, 20:19
Suscribo.
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Enviado por María (Contacto, Página)
Fecha: 4 de Marzo, 2007, 20:22
Por cierto, que Paro está igual que la última vez que la vi.
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Enviado por Bubela (
Contacto, Página)
Fecha: 4 de Marzo, 2007, 20:30
A veces se dan casualidades pintorescas. Cuando recibí el artículo y comentario anterior estaba trabajando en un texto de un prohombre de la política social que cantaba los muchos avances de los últimos 25 años. Me dieron unas ganas enormes de mandarle las foticos de "aquellos maravillosos años... vuestros". Regresé al curro, y para mi leve consuelo, este es el parrafito que continuaba: "...crecer simultáneamente en niveles de protección social, y ese modelo de paralelismo, desde Delhors hasta hoy, en este tipo de leyes y en el tipo de crecimiento que tiene económico nuestro país, que traslada el crecimiento a que no sea la sociedad un ser deforme que tenga un brazo largo y un bracito corto, sino que sean crecimientos lo más equilibrados posible..." El parrafito aún no pasó el filtro, pero ¿se entiende, no? En fin, yo quiero entenderlo y creérmelo. Porque esas fotos son de cuando yo también era "infanta". Y las mías (si las hubiera), parecen de otro continente, bastante más al sur.
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Enviado por Amparo (Contacto, Página)
Fecha: 4 de Marzo, 2007, 20:51
Gracias, María. Este edificio también es importante en mi historia. Fue en este enclave maravilloso donde comencé mi vida laboral. Se trabajaba y mucho pero a mí me resultaba muy gratificante estar al lado del mar y asomarme a la ventana y ver un horizonte diáfano que en mi entrañable Entrego no tenía.
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Enviado por María (Contacto, Página)
Fecha: 4 de Marzo, 2007, 20:55
¿Ves, Amparo?, yo me apunto a lo mismo, a ver siempre el lado bueno de las cosas. El mar es también mi mejor consuelo cuando me paso catorce horas al día sentada en esta silla. Miro por la ventana y es como si me enchufasen oxígeno.
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