¡Cielos! Esto es lo último que me esperaba al poner esta foto que hice en el museo antropológico y de la Guerra Civil, un dos por uno delicioso que levantó otra propietaria (que ella sola tiene una novela, por cierto) dentro del recinto donde tiene un restaurante estupendo también... ¡en Morata de Tajuña! ¿Cómo habrá ido a parar ahí el documento de Doña Concha? me pregunto ahora. Porque cuando disparé la foto lo hice sólo porque me hizo gracia esta profesión por mí desconocida.
Caqués, no doy crédito. ¿Cómo sabes tanto del asunto? Y ¿ésta edición del Martín Fierro tiene valor, o sólo es un souvenir? No puedo leer el año de edición siquiera. Bueno, si tiene valor no lo digas aquí.
Quedas nombrada éspídica documentalista. Bravo.

Una de mis vocaciones frustradas, además de la de hacedora de pendientes, es la de investigadora ( por no llamarla cotilla histórica o no tan histórica ) me gusta descubrir cosas, soy muy curiosa, a partir de nada. Un pelo me puede llevar a elucubrar películas inverosímiles y además me lo paso bien.
La edición del libro es de 1968, dentro de ná una joya. Pero un día de estos os mostraré joyas de hace muchos siglos...
Me gustaría saber qué pasó con Doña Concha después de su llegada a la Argentina por la Bahía de San Sebastián... ya os contaré.

a lo mejor se casó, pero seguro que se pasó día y noche a fatatas.

jajajaja, sin pollo?. En la época era lo que se llevaba, o al menos eso dicen, pero yo no me lo creo demasiado. Hay alimentos sin los que no se puede vivir...

Pues yo cuando sea joven quiero ser como Caqués, que conste. Qué lista nos ha salido esta niña.

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